El trabajo como madres y padres de familia resulta a veces complicado. Cuando nuestros hijos e hijas llegan a la etapa de la adolescencia[1], inicia un proceso en su desarrollo que conlleva cambios psicológicos y sociales respecto a la construcción de su identidad. La falta de supervisión parental, junto con los cambios de conducta, las nuevas experiencias y la influencia de las condiciones sociales en las que se desenvuelven, podrían llevarlos a encontrarse con situaciones perjudiciales donde cometan o participen en hechos que la Ley señala como delitos.
[1] De acuerdo con el artículo 5 de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (2014), son adolescentes las personas de entre doce años cumplidos y menos de dieciocho años de edad.